Yo y mis obsesiones

Adicta a la delicia de no saber.




miércoles, 9 de febrero de 2011

El instante decisivo

Por: Diana Amador

En un afán por aprehender al mundo que nos rodea cometemos el equívoco de pretender racionalizar todos los fenómenos de los que somos testigos, todas nuestra actividades y nuestra naturaleza misma. Queremos conocer las causa y efectos, el mecanismo que detona todo, encontrar la metodología exacta, las claves que nos ayuden a comprender nuestro entorno, cuando en realidad las cosas son más sencillas de lo que parecen.Los teóricos del arte, incluyendo la fotografía, se desgastan los sesos infructuosamente tratando de explicarla, de definirla, de fragmentarla hasta conocer todos sus elementos y los pasos previos a su creación. Podemos consultar cientos de manuales de fotografía, ensayos y retórica al mayoreo, pero eso jamás hará de nosotros unos profesionales de la imagen, unos buenos fotógrafos.Quién mejor que Cartier Bresson para demostrar que el oficio fotográfico no es más que pasión, sensibilidad, intención y práctica. Basta con saber observar, embelesarnos con el mundo y sus maravillas para después encontrar ese “momento decisivo” que exprese la esencia de lo que atestiguamos. Como él mismo lo dice, sólo es necesario coordinar al ojo, el cerebro y el corazón.Esto no quiere decir que debamos demeritar la labor de los fotógrafos porque, aunque parece fácil, la selección del segundo en que el disparo del obturador produzca una buena imagen es algo que se logra sólo con los años de práctica, la perseverancia y la suficiente humildad para saber que hasta el detalle más “insignificante” puede ser una gran fotografía. Si bien es cierto que resulta insuficiente teorizar sobre la fotografía y sus componentes, no podemos dejar de lado los factores estéticos que deben intervenir. El procedimiento que siguen los fotógrafos previo al “disparo final”, incluye no sólo la selección del segundo exacto sino también de los elementos, los sujetos que compondrán la imagen. Es decir, no basta con la parte intuitiva, es indispensable el conocimiento de los principios básicos de composición.Como dice el autor, el ojo del fotógrafo está en perpetua evaluación y esa al parecer es la única clave: saber mirar al mundo, la técnica viene después. La cámara que utilicemos, el tipo de película, etc, nos son determinantes en la calidad de nuestras imágenes, sólo son herramientas que nos ofrecen más o menos posibilidades creativas, o representan más o menos obstáculos. Sólo hay que conocer nuestro equipo, de las misma forma conocer nuestro entorno y a nosotros mismos y finalmente, cuando esos tres elementos se sincronicen, podremos comunicar algo con nuestras fotografías

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