Yo y mis obsesiones

Adicta a la delicia de no saber.




lunes, 13 de junio de 2016

Crece el empleo en turismo, baja su calidad

En los últimos 10 el número de personas que trabajan directamente en la industria creció casi seis millones, pero sus condiciones laborales van a la baja.
Hace una década Alexis Schärer y su esposa Angélica llegaron de Berlín a Cancún dispuestos a apostar todo su capital en un hotel boutique. La burocracia complicó un par de años el proyecto que fue inaugurado hasta 2009. Desde el inicio, su filosofía siempre ha sido respetar las prácticas del comercio justo y dar una buena calidad de vida a quienes trabajan con ellos en La semilla. Lo que no esperaban era que las trabas y trámites serían un obstáculo para su proyecto, aún siete años después.

 “Siempre hemos tratado que los empleados tengan prestaciones, vacaciones, un sueldo justo y disfruten mucho más su trabajo, pero apenas lo hemos logrado con la mitad del personal”. Y aunque sólo tienen 12 empleados, esos seis que permanecen excluidos de los beneficios que por ley les corresponden, pertenecen a una mayoría de trabajadores subordinados y remunerados que dependen de trabajos precarios, con bajos ingresos, sin contrato, sin acceso a la salud y otras prestaciones.

En 2005, 12 millones 806 mil personas trabajaban en negocios de hospedaje y restaurantes. Para 2015 eran 18 millones 665 mil. En abril de este año, la Secretaría de Turismo anunció que en 2015 se había roto un récord histórico de creación de empleos en el sector, pero no hablaron de la calidad de estas nuevas plazas. Mientras hace 10 años 72% (9339070) no tenía acceso a instituciones de salud, ahora 77.2% (14422415) carecen de este servicio; en 2005 14.68% (1880806) ganaba un máximo de un salario mínimo al mes, 32% (4103156) no tenía un contrato por escrito y 23.89% (3060682) no tenía ningún tipo de prestación en su trabajo. Para 2015, estas cifras aumentaron a 16.56% (3092037), 32.8% (6122794) y 25.29% (4721267).

“Esta industria es muy generosa. Aún en los peores momentos de violencia o con la influenza, salimos a flote, la gente no deja de visitar este país”, dice Alexis, “el problema viene si quieres competir con los grandes conglomerados, con las cadenas, con los all inclusive. No se puede competir con esos precios y eso afecta directamente tus ganancias y los beneficios que le puedes dar a tus trabajadores”. Los empleados de mayor vulnerabilidad legal son aquellos que no cuentan con un contrato escrito, no tienen acceso a una institución de salud ni ningún otro tipo de prestaciones. La carencia de acceso a la salud, es la más grave en este sector que en algunas ciudades, como Oaxaca, puede afectar a más del 90% de los empleados en el sector.

En las 10 ciudades con mayor flujo de turistas, prevalece esta carencia y se agrava con el paso del tiempo. En Veracruz, por ejemplo, el porcentaje de empleados sin acceso a la salud pasó de 79.6 a 85.3. en el caso de Acapulco, los empleados sin ningún tipo de prestación y sin contrato aumentaron poco más de 1%. Por el contrario, en Cancún más personas gozan de prestaciones, pero más del 30% sigue sin estar dado de alta en el IMSS, según los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)
Y aunque la calidad del empleo es una preocupación para todos los sectores, resulta paradójico que suceda dentro de una industria que crece cada año, que es la cuarta fuente de ingresos de divisas y que se ha convertido en una de las banderas de la administración de Enrique Peña Nieto.

El caso de la ciudad de México es paradigmático, pues es la capital que recibe más turistas, nacionales e internacionales. Según la Secretaría de Turismo local, en 2015 hubo una derrama económica de más de cinco mil millones de dólares derivada del turismo. Y sin embargo esto no ha beneficiado a quienes se dedican a la industria.

Entre los empleados que sí gozan de algunas prestaciones en 2005, la ciudad que ofrece mejores condiciones es Cancún, donde 54% tiene acceso a un préstamo Infonavit, 59% tiene aguinaldo, 56% vacaciones y 53% ahorro para el retiro. En la ciudad con más visitantes, en cambio, sólo 24% tiene Infonavit, 30% aguinaldo, 28% vacaciones y 25% ahorro para su retiro. Diez años después, estos números se redujeron aún más pasando a 16.18%, 28%, 21% y 18.54%
El nivel de ingreso es otra de las variables que pueden reflejar una baja o alta calidad del empleo. En 2005 los sueldos estuvieron entre uno y dos salarios mínimos al mes, siendo un porcentaje muy bajo de empleados que alcanzó un ingreso superior a los cinco salarios mínimos. Esta cifra disminuyó aún más para 2015, mientras que el porcentaje de empleados con salarios menores aumentó. Aún en la ciudad en la que el acceso a prestaciones ha mejorado, Cancún, los sueldos no han ido a la alza. Mientras en 2005 17% ganaba más de 5 salarios mínimos, en 2015 eran 9%; los que ganaban menos de un salario mínimo al mes pasaron de 5.4% a 6.8%. En Acapulco, los sueldos altos eran el 5% en 2005 y 1% en 2015.
“Lo peor de todo”, dice Alexis, “es que la vida aquí es muy cara. Si ellos quieren ir a un lugar barato para comer, tienen que salir de la zona turística, llegar a los márgenes de la ciudad. Siempre trataré de pagarles lo que les permita tener una vida digna, sin preocupaciones graves, pero no siempre es posible”.

“Probablemente nunca sabremos con exactitud cuántas personas trabajan en la industria y cómo son estos empleos, pero la ENOE es el acercamiento más preciso”, dice la directora del Centro de Investigación y Estudios turísticos del Tec de Monterrey, Mariana Gudiño, quien explica que siempre hay un factor de informalidad en el sector y se trata de un fenómeno mundial. “Muchas veces son empleos temporales, son personas jóvenes que no se preocupan por las prestaciones y beneficios a futuro, pero aún así hay un entorno de mayor seguridad jurídica en otros países”.

Los empleados en el sector turismo se caracterizan también por tener un bajo nivel educativo. En las 10 ciudades con mayor número de visitantes, los empleados tienen en su mayoría sólo educación primaria, mientras que al rededor del 5% tuvo acceso a una carrera profesional. Para 2015 hubo un ligero aumento en el nivel educativo

Pese a todo, Alexis y Angélica están convencidos de que podrán dar a sus empleados un trabajo de calidad y un pago justo, aunque la estructura estatal esté en su contra. “Meter a alguien al IMSS es muy caro para las pequeñas empresas, darle el resto de las prestaciones también”, dice, “pero hay que hacerlo, hay que distinguirse de los otros, de los que sólo llegan a estos lugares para explotarlos”.

lunes, 4 de abril de 2016

¿Quiénes serán los más afectados por el nuevo Hoy no circula?

Ante las medidas de pre contingencia ambiental que incluyen la aplicación del Hoy no circula general, miles de capitalinos que viven en zonas donde no hay transporte público masivo, perderán también su principal medio para circular.

Las delegaciones con mayor tasa de estaciones de transporte público masivo son Cuauhtémoc con 23.5 por cada 100 mil habitantes, le sigue Venustiano Carranza con 12.30, Benito Juárez con 10.12 y Miguel Hidalgo con 5.63. En el extremo opuesto se encuentran las delegaciones que no tienen ninguna estación de este tipo, como Cuajimalpa, Milpa Alta y Magdalena Contreras; les siguen Xochimilco con 1.2 estaciones por cada 100 mil habitantes y Álvaro Obregón con 1.24.




En las delegaciones Milpa Alta, Magdalena Contreras  y Cuajimalpa no existe un servicio como el metro, metrobús, tren ligero o suburbano, por lo que sus habitantes tienen que trasladarse a la zona céntrica de la capital en microbuses o automóviles. En estas localidades entre 37 y 52% de los hogares cuentan con un vehículo propio para su transporte; mientras que en Xochimilco y Álvaro Obregón 43.6 y 49.06% de los hogares cuentan con un coche.

Las cifras contrastan con las registradas en Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo o Venustiano Carranza, que no sólo son las delegaciones con más número de estaciones de transporte masivo por cada 100 mil habitantes, también son las delegaciones con más hogares que cuentan con al menos un automóvil.





Con la aplicación del Hoy no circula general, miles de habitantes de las zonas en los márgenes de las ciudad de México se verán obligados a usar las rutas de microbuses que están entre las más peligrosas, según las averiguaciones previas abiertas en la PGJDF, después de las que cubren la zona de Iztapalapa. Estos recorridos suelen durar alrededor de dos horas, cuando el tránsito capitalino no es pesado.  

domingo, 26 de febrero de 2012

La soledad de Cerati

“Sos el paisaje más soñado y sacudiste las más sólidas tristezas”, cantaba Gustavo Cerati al final de su concierto en Caracas, horas antes de sufrir un accidente cerebro vascular que hasta hoy lo mantiene en coma. Esa madrugada del 16 de mayo del 2010 su voz entró en un sueño stéreo del que no ha despertado. Se transformó en algo que nunca imaginó de sí mismo: un
cuerpo y una mente quietos.

“Gustavo está aquí, pero no sabemos dónde está su cerebro”, dijo la madre el día en que el argentino cumplió 52 años.

Desde niño, Gus quiso ser músico, pero también un superhéroe. Hace unos 40 años dibujó su propio cómic, Supercerebro, que salvaba al mundo con el pensamiento. Una cruel ironía.

Cerati se creía omnipotente, que podría seguir fumando 40 cigarrillos diarios sin consecuencias, que sus años trabajando al ritmo de la cocaína no dejarían huellas tras su paso.

Si bien su familia se muestra optimista de que pronto despertará, lo cierto es que el Cerati que cambió la historia del rock latinoamericano ya no vendrá de vuelta.

El periodista argentino Sergio Marchi dice que su desaparición dejará inconclusos varios proyectos, entre ellos la filmación de los videoclips del último disco, Fuerza Natural, que estaban pensados como eslabones de un largometraje. “Su talento era tan grande, que quizá nos podría sorprender haciendo una buena película. Era como un científico del arte, siempre
renovando su obra”, dice.

Cerati grabó diez discos con la legendaria banda Soda Stéreo y siete más como solista. Y ahora, en la cumbre de su carrera en solitario, quería dejar escuela. El periodista chileno Sergio Fortuño, uno de los pocos que acompañaron a Cerati en giras completas, asegura que el cantante trabajaba ya en la producción de artistas nuevos. “Gustavo siempre quiso dejar huella, ser eterno. Y lo haría también a través de grupos con nuevos sonidos que, en el peor escenario, verían sus proyectos desvanecerse”.

Nadie sabe qué pasará. Por un acuerdo con la familia, Sony Music no ha especulado con el futuro del artista, no han sacado ediciones especiales, reeditado viejos éxitos, ni publicado temas inéditos. La maquinaria millonaria que representa Cerati (que recibe más de 350 mil dólares anuales sólo por derechos de autor, según la Sociedad Argentina de Autores y Compositores)
se sigue moviendo pero ahora en manos de su hermana menor, Laura, quien también tiene bajo su resguardo todo lo que grabó antes de su accidente.

Su estudio de grabación, Submarino, sigue funcionando, aunque ahora es utilizado por Benito, el hijo mayor del cantante que ya tiene una banda: Entre paréntesis.

Ha pasado más de un año del accidente, los músicos de Cerati trabajan ya en nuevos proyectos y su novia, la modelo Chloé Bello, decidió mudarse a Europa para continuar con su carrera.

El rockero que muchas veces logró lo que sólo podía hacer un superhéroe, se ha convertido en un hombre que apenas da sutiles señales de vida. Su madre y sus hermanas siguen firmes a su lado, y aún se escucha el eco de esa última canción, la que quizá no escucharemos otra vez en sus labios: “apago tu fuego, enciende mi agua, puede que no haya certezas”.

lunes, 22 de agosto de 2011

Así se mata la esperanza

Como en cualquier drama hay una sonrisa infantil involucrada, aunque sea en la pantalla de un celular. Era la foto de mi Ximena, lo último que vi antes del derrumbe. Como en cualquier drama hay una mujer indefensa que es tocada con violencia donde sólo se debería acariciar con dulzura. Como en cualquier drama hay sangre, lágrimas, impotencia. Como en cualquier drama están los villanos, aunque en esta historia ya no sé quiénes son.

Fueron treinta segundos. El tiempo que uso para abrir las ventanas y recibir el sol por las mañanas, el tiempo que toman mis gatitos en acurrucarse a mi lado, el tiempo que tardo en olvidar un número telefónico o una dirección (o casi cualquier cosa). Me toma treinta segundos recalentar el café y empezar mi vida. Ellos tardaron treinta segundos en arrebatármela.

Si reviso mi memoria diré que fueron cinco. Que caminábamos entre un centenar de personas cuando nos rodearon. Que no tenían más de 17 años. Que vestían pantalones holgados y camisetas sin mangas. Que en sus ojos no había miedo, ni dudas en sus movimientos. Que nos amenazaron con cuchillos. Que sentí su filo en mi carne. Que nadie nos ayudó.

Una delgada línea de sangre cruzaba mi mano. No opuse resistencia, sólo me oponía a la realidad. Pasó. No sé bien cómo, pero pasó. Miré a alrededor, busqué ayuda, una mano que curara la mía, alguna mirada de solidaridad, de dolor compartido, alguien que al menos insultara a los ladrones. Nada. No encontré nada. El miedo ganó la batalla. Éramos tres contra el peso abrumante de la indeferencia. Fuimos por un policía que, mientras sobaba su barriga, nos mandaba al MP. No importaba si los pillos estuvieran a unos metros, no haría nada por atraparlos. Sólo está ahí, inmóvil, para vigilar la maquinaria de la impunidad. Ese es su trabajo.

Dirán que estaba en el barrio equivocado, que de Tepito nada distinto puede esperarse. Pero yo creía que sí, que todo, despacito, puede arreglarse. ¿Qué es la pobreza, sino la falta de oportunidades? Por eso había ido una semana antes a su centro comunitario. Ahí, los jóvenes en rehabilitación empiezan a reconstruir su vida, a recuperar su cuerpo. Se supone les daría clases para que pudieran terminar la preparatoria. Eran sólo dos alumnos, pero confiaba en que otros más se animarían, en que juntos podíamos mejorar su vida, su barrio, este país. Confiaba.

Este es el México real, donde a nadie le importa que tu vida esté en peligro, donde la única lucha es por sobrevivir, donde el mejor consejo es habituarse con resignación a la violencia. Trabajar, combatir, revolucionar, ayudar, son cada vez palabras más huecas. ¿Por qué debería importarme ayudar a quienes luchan contra sus circunstancias, si mi vida les importa un carajo?, ¿para qué gastar mi tiempo en tratar de salvar un país que lleva décadas podrido?, ¿cómo se puede estar tan solo en una ciudad con nueve millones de habitantes?

Hace casi un año, en Ciudad Juárez, un grupo de federales me subió a su camioneta para darme un “paseo”, el más largo de mi vida. Entonces sólo podía pensar en mi Ximena, en qué futuro tan despiadado le había heredado. Ahora sólo pienso en cómo llevármela de aquí, en que merece vivir en un país que no esté en ruinas. Así empieza la deshumanización, así se pierde la esperanza. Como ya sospechaba el poeta Efraín Bartolomé, estamos completamente solos y estamos derrotados.