Yo y mis obsesiones

Adicta a la delicia de no saber.




domingo, 26 de febrero de 2012

La soledad de Cerati

“Sos el paisaje más soñado y sacudiste las más sólidas tristezas”, cantaba Gustavo Cerati al final de su concierto en Caracas, horas antes de sufrir un accidente cerebro vascular que hasta hoy lo mantiene en coma. Esa madrugada del 16 de mayo del 2010 su voz entró en un sueño stéreo del que no ha despertado. Se transformó en algo que nunca imaginó de sí mismo: un
cuerpo y una mente quietos.

“Gustavo está aquí, pero no sabemos dónde está su cerebro”, dijo la madre el día en que el argentino cumplió 52 años.

Desde niño, Gus quiso ser músico, pero también un superhéroe. Hace unos 40 años dibujó su propio cómic, Supercerebro, que salvaba al mundo con el pensamiento. Una cruel ironía.

Cerati se creía omnipotente, que podría seguir fumando 40 cigarrillos diarios sin consecuencias, que sus años trabajando al ritmo de la cocaína no dejarían huellas tras su paso.

Si bien su familia se muestra optimista de que pronto despertará, lo cierto es que el Cerati que cambió la historia del rock latinoamericano ya no vendrá de vuelta.

El periodista argentino Sergio Marchi dice que su desaparición dejará inconclusos varios proyectos, entre ellos la filmación de los videoclips del último disco, Fuerza Natural, que estaban pensados como eslabones de un largometraje. “Su talento era tan grande, que quizá nos podría sorprender haciendo una buena película. Era como un científico del arte, siempre
renovando su obra”, dice.

Cerati grabó diez discos con la legendaria banda Soda Stéreo y siete más como solista. Y ahora, en la cumbre de su carrera en solitario, quería dejar escuela. El periodista chileno Sergio Fortuño, uno de los pocos que acompañaron a Cerati en giras completas, asegura que el cantante trabajaba ya en la producción de artistas nuevos. “Gustavo siempre quiso dejar huella, ser eterno. Y lo haría también a través de grupos con nuevos sonidos que, en el peor escenario, verían sus proyectos desvanecerse”.

Nadie sabe qué pasará. Por un acuerdo con la familia, Sony Music no ha especulado con el futuro del artista, no han sacado ediciones especiales, reeditado viejos éxitos, ni publicado temas inéditos. La maquinaria millonaria que representa Cerati (que recibe más de 350 mil dólares anuales sólo por derechos de autor, según la Sociedad Argentina de Autores y Compositores)
se sigue moviendo pero ahora en manos de su hermana menor, Laura, quien también tiene bajo su resguardo todo lo que grabó antes de su accidente.

Su estudio de grabación, Submarino, sigue funcionando, aunque ahora es utilizado por Benito, el hijo mayor del cantante que ya tiene una banda: Entre paréntesis.

Ha pasado más de un año del accidente, los músicos de Cerati trabajan ya en nuevos proyectos y su novia, la modelo Chloé Bello, decidió mudarse a Europa para continuar con su carrera.

El rockero que muchas veces logró lo que sólo podía hacer un superhéroe, se ha convertido en un hombre que apenas da sutiles señales de vida. Su madre y sus hermanas siguen firmes a su lado, y aún se escucha el eco de esa última canción, la que quizá no escucharemos otra vez en sus labios: “apago tu fuego, enciende mi agua, puede que no haya certezas”.

1 comentario:

  1. La banda de Benito, Entre Paréntesis, data del 2008. Ya no toca con ellos: ahora hace proyecto solista bajo el nombre de Blank Tiger y a veces toca con Enero Será Mío. Información que cura, nada más. Yo tengo la esperanza de que Cerati despierte. Puede que no haya certezas.

    Saludos :)

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